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A medida que los drones con vista en primera persona (FPV) se vuelven más avanzados, los expertos en seguridad están cada vez más alarmados por sus amenazas potenciales a la defensa nacional. Los drones FPV, equipados con cámaras de alta resolución y capaces de pilotaje remoto de precisión, plantean riesgos importantes cuando se utilizan indebidamente para actividades maliciosas.

Los incidentes recientes ponen de relieve estas crecientes preocupaciones. Los drones FPV se han utilizado para la vigilancia no autorizada de bases militares e infraestructuras críticas, capturando imágenes detalladas sin ser detectados. Las organizaciones criminales están empleando estos drones para contrabandear drogas y armas a través de fronteras y hacia instalaciones seguras, explotando su velocidad y maniobrabilidad para evadir las medidas de seguridad tradicionales. Además, la facilidad para adquirir y operar drones FPV genera temores sobre su uso en ataques terroristas, donde los drones equipados con explosivos podrían apuntar a lugares sensibles con precisión.

Contrarrestar estas amenazas es un desafío. El pequeño tamaño y los vuelos a baja altitud de los drones FPV los hacen difíciles de detectar utilizando sistemas de radar convencionales. Una neutralización eficaz requiere un uso cuidadoso de señales de interferencia o armas de red para evitar daños colaterales. Para abordar estas amenazas, son esenciales avances en la tecnología de detección y medidas regulatorias actualizadas.